martes, 24 de septiembre de 2013

Recordar nuestra infancia y pensar que con tan poco éramos tan felices.

Pensar en el pasado, en aquel tiempo en el que nada importaba, es una de las cosas que más me gusta hacer. Recuerdo que no nos hacía falta que nos compraran miles de cosas para pasarlo igual de bien que los niños/as de ahora. Es complicado de asimilar como cambian los tiempos, las sociedades y las costumbres. 

Hoy día con menos de 12 años ya tienen móvil con “wathsapp”, juegan a todo tipo de aplicaciones o se pasan el día cegados jugando a la PSP, Play Station, etc. Comparando los niños/as de ahora y lo que nosotros vivimos, me gusta mucho más el tiempo en el que nuestra imaginación volaba constantemente, muchas veces en busca de crear algún juego con el que pasar el tiempo sin hacerlo demasiado complicado.

Antes de empezar a describir mi juguete favorito, me gustaría explicar que tengo un hermano mellizo y que por lo tanto casi siempre jugábamos juntos. Nunca he tenido un juguete favorito, es verdad que las “Barbies” me gustaban mucho y construía mis propias casas con cintas de vídeo, trozos de tela de mi madre, algunos complementos que me regalaban… A mi hermano le daba el chico y el coche que yo tenía y le hacía jugar conmigo. 

Otro juego que también me gustaba mucho era la comba. En el colegio jugábamos todos en los recreos del comedor y nos lo pasábamos genial. En muchas ocasiones jugaba al fútbol con los chicos, a las canicas con mi hermano y a los “Tazos”. Creo que al tener un hermano chico compartía con él muchos juegos masculinos y él conmigo juegos femeninos.




Para continuar con esta parte  he tenido que recurrir a mi madre porque cuando éramos más mayores sí que lo recuerdo mejor, pero de más pequeños no tanto. Sin lugar a duda el juego que más me gustaba era encerrarme en la habitación y poner a todos mis muñecos mirando a las ventanas como si fueran la pizarra. Les repartía hojas (normalmente deberes míos del cole o dibujos que había hecho) y luego yo misma les explicaba algo, recogía las hojas y las corregía. 

Mi madre me miraba por la puerta del balcón cuando no me daba cuenta y me lo explica así tal cual. De pequeña ya tenía claro que ésta era mi profesión. Además mi madre se ponía nerviosa cada vez que jugaba a ser maestra, no por nada en especial, sino porque utilizada los colores para pintar en la pizarra (los cristales de mi habitación) todo aquello que les explicaba, claro, mi madre después se las veía y se las deseaba para limpiar los cristales.

Otro juego favorito y que duró hasta los 13 años más o menos, era el de inventarnos nuestra propia historia. Mi hermano y yo nos inventamos dos personajes que duraron en nuestras vidas algunos años. Estos personajes se llamaban “Vito y Vitorino”. Eran dos amigos que iban al curso “pan” y que tenían una amiga que se llamaba “Mafalda”. Nos inventábamos canciones, historias que ocurrían en fiestas o en el aula. 

Era genial, nos reíamos un montón y siempre me acordaré de cuando nos poníamos frente al espejo y cantábamos este estribillo: “Vito y Vitorino, son los mejores del curso paaannn, pan pan pan pan”, además recuerdo como lo bailábamos delante del espejo y a la vez hacíamos como si tocáramos la guitarra. Este fue realmente con el juego que más disfrutaba junto con el de hacer de maestra. Pero he de decir que con mi hermano jugaba a tantas cosas que podría estar aquí horas y horas relatando grandes momentos de felicidad.

3 comentarios:

  1. Leire si nos hubiéramos conocido en la infancia hubiésemos sido grandes compañeras de juego, ya que nos gustaba jugar a lo mismo. Seguramente habríamos construido grandes mansiones para nuestros muñecos y muñecas con las cintas VHS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que sí Anais, estoy segura de eso! menos mal que de una forma u otra te has cruzado en mi camino y estoy encantada de ello!!!

      Eliminar
  2. Leire, que poco has cambiado. Sigues siendo tan creativa como lo eras de niña. Te imagino haciendo lo que dices. Es que todos hemos sido muy parecidos. Cierto es lo que dices que en la actualidad hay demasiados videojuegos.Pienso que los padres no fomentamos la creatividad, como antes se hacía, pues accedemos con bastante rapidez a comprarles esta clase de juguetes que ellos nos piden y que tanto les gustan

    ResponderEliminar