miércoles, 16 de octubre de 2013

Antoño para los amigos


Miró la tele. Están dando las noticias y otra vez entrevistan a la misma tía cansina de siempre. Odio a los que van de superhéroes.  Y vaya ¡qué casualidad! En una ciudad tan grande, me ha tocado el gordo con mi vecina doña finolis. Que si esto no se dice así, que si hay que pronunciar las terminaciones correctamente, que si tu nombre es Antonio y no “Antoño”, pues perdona guapa siempre me han llamado así y lo prefiero. ¡Uf! Me pone de los nervios. 
Ya ni ver la televisión tranquilamente puede uno. No. Como si no fuera bastante tener que verla cuando pongo un pie fuera de casa, ahora también dentro de ella.
¡Qué gente más desesperante!
Ahora, a mis 56 años, me vienen a decir unas zagalas cómo tengo que hablar. Yo solo quiero que me dejen en paz. Pero como todo el mundo las admira por ser perfectas, me toca poner buena cara cuando sueltan sus cuatro chorradas de turno. ¡Y encima dales las gracias! Yo les daba un puntapié.
No lo soporto más, cualquier día de estos cojo la carga de bombonas de butano del camión y me desahogo a lo grande. Perderé el trabajo, pero me voy a quedar más ancho que largo.
Yo solo quiero cuidar mi jardín sin cruzarme con esa payasa. Seguro que me entendéis.
Ya está. Me voy a dormir. Mañana podaré mis bonsáis y alquilaré una película. Paso de las noticias.

1 comentario:

  1. Antoño, con 56 años ya va siendo hora de que empieces a hablar mejor. Formas parte de esa clase de gente que vive feliz en su ignorancia. Me parece muy bien que cuides tus bonsáis, yo también lsoy feliz cuando me pinto las uñas. Eso no esta reñido con hablar correctamente.

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