miércoles, 9 de octubre de 2013

LA MADRASTRA

La señorita Elisa entró aquel día en clase acompañada de una mujer joven y dos niñas. "Hoy he traído conmigo a Cenicienta y Blancanieves, que han venido acompañadas por Cruela, su madrastra". Aquella presentación, como siempre, anticipaba que aquel día descubrirían algo interesante, y que su profesora lo había preparado con cuidado.
Cuando todos se sentaron, y la señora Cruela se disponía a hablar, se apagaron todas las luces de la clase. En medio de la oscuridad, se oyeron dos bofetones tramendos, y al momento se escuchó el llanto de Cenicienta y Blancanieves. En ese momento, volvieron las luces, y todos pudieron ver a ambas niñas llorando.
"Quién ha sido", preguntó la señorita Elisa.
Sin dudarlo, todos señalaron a la madrastra. La madrastra negó con la cabeza, pero en ese momento volvió a irse la luz, y dos sonoros tortazos cruzaron la clase, y los llantos de Clara y Felipe continuaron la historia. Al volver la luz, ambos estaban llorosos, mirando con enfado a la madrastra, a la que todos apuntaban con el dedo. Cuando la madrastra comenzaba a hablar haciéndose la inocente, una vez más se fue la luz.
Pero esta vez tardó sólo un par de segundos en volver, y entonces todos pudieron ver la escena: Cenicienta y Blancanieves corrían hacia Carla y Roberto con el brazo en alto, dispuestas a soltar otro bofetón. Al momento, todos los niños de la clase pedían perdón a la señora Cruela, quien resultó ser una mujer muy amable y simpática, que no sabía qué hacer con sus revoltosas hijastras, a las que quería con locura, pero que no dejaban de revolotear allá por donde iban...

Comentario personal:
Con este cuento en el que se trabajan valores quería transmitiros la importancia de no dejarnos llevar por prejuicios basados en aspectos superfluos como la belleza, el nombre que nos ponen e incluso lo que hablan los demás sobre alguien o algo. Es muy injusto juzgar antes de tiempo por un simple motivo. Debemos de ponernos siempre en el lugar de la otra persona. Sobre todo darnos cuenta que no debemos hacer a los demás lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros.
Para acabar aquí os dejo un enlace donde podéis escuchar el cuento narrado.

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