martes, 1 de octubre de 2013

COSA DE NIÑOS

¿Por dónde empezar? Como la primera hija, nieta y sobrina en mi familia no podía quejarme en cuanto a juguetes. Pero pensando y pensando, entre los juguetes que con más cariño recuerdo está mi caballo rodeo, de la marca Chicco. Aún recuerdo cuándo, sin pedir permiso, cogí un corrector líquido y le pinté el pelo, la cola y la silla de montar con torpes pinceladas, para conseguir que fuera del todo blanco. Al final, el corrector se terminó antes de poder cubrir todas las partes y, al no poderse limpiar con nada, quedó personalizado para siempre.




También recuerdo mi coche fantástico. No sé de dónde salió ni quién me lo regaló, solo recuerdo el parpadeo de sus luces mientras emitía ruidos muy raros, que era teledirigido, que hablaba y que podía girar sobre sí mismo. Pero este no era mi único juguete motorizado. Una navidad, los reyes magos me trajeron una vespa roja. Aunque eso es lo que yo recuerdo, porque según mi padre me subí en ella en el Continente (ahora Carrefour) y no hubo quién me bajara de ella. Recuerdo que me encantaba recorrer la entrada de la casa de mis abuelos montada en ella, mientas aceleraba y tocaba el pito. La conservé muchos años, pero no soportó en paso de mis dos hermanos menores. Una pena. 

 Yo vestida de huertana con mi vespa roja.


Por último, también recuerdo mi primera cometa. Me la trajo mi tío Quique cuando terminó el servicio militar. Mi tío me llevó al solar que había detrás de la casa de mis abuelos, y me enseñó a volarla. Casi todo el trabajo lo hizo él, yo solo me encargué de sujetar la cuerda una vez que ya estaba en lo alto del cielo, pero tampoco le podía pedir más a una niña de 4 años.


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